domingo, 22 de marzo de 2009

De RYP nos llega el siguiente texto

Puede ser que cada uno tengamos un precio, pero ese precio no tiene porque estar marcado por la moneda de cambio utilizada en este mercado de esclavos, en el que los intermediarios se creen dios al jugar con la subsistencia y los derechos de l@s trabajador@s a cambio de ventajosas condiciones particulares.

¿Dónde está nuestra dignidad?

Evidentemente, no figura en ningún acuerdo firmado por los sindicatos encargados de fomentar la indefensión en la que estamos sumidos l@s trabajador@s. Estos agentes sociales firman acuerdos monetarios que no solo nos privan de nuestros derechos fundamentales, sino también de un salario digno para poder subsistir.

No seré yo quien actúe como santo inquisidor de la economía neoliberal en la que nos encontramos hundidos los humildes trabajadores; incapaces de reclamar “lo que nos pertenece”: un trabajo digno.

La sumisión ante la falsa participación de las migajas del enorme pastel que se reparten los importantes comensales, es suficiente condena para nosotr@s l@s trabajador@s.

Pero como no os quiero aburrir con lo verdaderamente importante; volveremos a los temas superfluos que, sin embargo captan vuestra atención:

Este proceso concursal nunca estuvo destinado a pagar nuestras indemnizaciones. Las indemnizaciones no son otra cosa que una suave mordaza con la que acallar las voces discordantes en este tipo de tretas protagonizadas por los dirigentes acaparadores y su sequito de secuaces asalariados. Pero eso ya lo sabéis, puesto que, nosotros SI nos encargamos de informaros verazmente de lo sucedido en esta representación tragicómica.

Para unos esta mordaza representa 300.000 euros pactados vergonzosamente y sin pudor por un “representante de l@s trabajador@s” durante la “negociación”; para otros: una compensación por traslado de 1000 euros al mes, para los menos: un sueldo de directivo que supera los 9000 euros mensuales; para otros en cambio: una millonaria minuta en concepto de representación legal, etc. Sin embargo, para la mayoría de nosotros no son más que 55 días en el mejor de los casos, que no es más que la indemnización correspondiente a un despido improcedente de 45 días más los impuestos que nos tocará pagar equivalentes a los 10 días restantes. A cambio perderemos, silenciosamente, los derechos adquiridos por una antigüedad que nos resultará complicado recuperar.

En definitiva, queridos compañeros, hemos sido engañados cobremos o no. Pero cuando recibáis la cantidad pactada no olvidéis que no es más que una simple mordaza, que nos convierte en cómplices de los que arrojan fango al sucio lodazal laboral por el que nos arrastraremos a lo largo de nuestra vida de trabajo. Sin embargo, podéis seguir aparentando que sois simples victimas incapacitadas para actuar. Al fin y al cabo solo os engañáis vosotros.

Esperemos cobrar lo pactado, pero no pidáis legalidad en un acuerdo entre mafiosos.

Saludos compañeros

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